La situación que llamamos fracaso es una excelente oportunidad para aprender sobre nosotros mismos. Por supuesto, se requiere una buena dosis de humildad para reconocer lo que no estamos haciendo bien.
El discurso exitoso sobre el fracaso nos dice que primero debemos fracasar para lograr nuestras metas y alcanzar el éxito que deseamos.
Desde los espacios más autorizados de producción simbólica, somos bombardeados a diario con el mensaje de que el fracaso es algo bueno y que presenta una oportunidad porque de él surgen valiosas lecciones de vida. Escuchamos en todas partes que la clave del éxito es el fracaso y que es necesario experimentar reveses para alcanzar las alturas del éxito. Pero como decía Aristóteles sobre el ser, el fracaso se dice de muchas maneras.
Las personas exitosas han caído muchas veces y han aprendido cosas maravillosas. Las situaciones difíciles, interpretadas como una hermosa oportunidad de aprendizaje, te convierten en un “roble” ante situaciones nuevas. Si los ve como una gran catástrofe, sufrirá mucho y encontrará muchas excusas.
Thomas Edison dijo la famosa frase: "Muchos de los fracasos de la vida se deben a personas que no se dieron cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se dieron por vencidos". Esta cita destaca el hecho de que muchas personas que no han logrado nada en la vida a menudo no reconocen lo cerca que estaban del éxito en el momento en que decidieron darse por vencidos.
Sirve como recordatorio de que la perseverancia y la perseverancia son cruciales ante los desafíos y reveses. El éxito puede estar a la vuelta de la esquina y darse por vencido demasiado pronto puede impedir que uno alcance sus objetivos y desarrolle todo su potencial. El propio Edison experimentó numerosos fracasos antes de inventar la bombilla, pero su determinación y negativa a darse por vencido finalmente lo llevaron a su éxito innovador.
La cita alienta a las personas a mantener una mentalidad resiliente, aceptar los fracasos como oportunidades de aprendizaje y seguir avanzando, ya que el éxito puede estar esperando justo más allá del punto en el que sienten ganas de darse por vencido.
En realidad, los fracasos no existen; sólo hay opiniones, y la forma en que reaccionamos ante estas opiniones determina nuestro éxito.
Después de experimentar una derrota, uno puede actuar de diferentes maneras: renunciar a su idea (lo que sería una verdadera derrota), ignorar lo que dicen los demás y volver a intentarlo (tampoco es demasiado inteligente, ya que repetir las mismas acciones y esperar resultados diferentes indica un ligero grado de locura), o cambiar su enfoque y hacer otro intento.
El éxito de lo que hacemos depende de nuestra paciencia y del esfuerzo que ponemos en resolver los conflictos que surgen. Es importante comprender que el éxito no se logra de la noche a la mañana, sino mediante una dedicación constante y la voluntad de adaptarse y superar los desafíos.